La situación era la siguiente: era hora de cambiar el mobiliario del salón comedor y el recibidor. Teniendo en cuenta que no imperaba la necesidad de realizar obras, se partió de la distribución original. No obstante, se realizaron cambios eléctricos y se pintó (a excepción de una pared en el recibidor, que se decoró con papel pintado).
Qué pena que no tenga fotografías del estado original del salón, así podríais ver el cambio visual que sufrió el salón. Las tonalidades de pintura originales eran pasteles, si no recuerdo mal en un tono asalmonado, el mobiliario color cerezo, muy poco contraste, no habían puesto cortinas por miedo a no poder ver las magníficas vistas a la montaña de Montserrat, con unas maravillosas puestas de sol a través del gran ventanal. La idea inicial se respetó desde un principio, solicitaban un espacio en tonalidades claras, contrastando con tonos tierra y, sobre todo, obtener un ambiente cálido. Como veréis faltan los detalles decorativos que son los que dan mayor personalidad al espacio, pero sí podréis ver el concepto general.
Textiles: Estor enrollable Gradulux Facette que permite un control solar y jugar con la transparencia y caídas en tonos satinado cava de Designers Guild. Para el sillón relax, se eligió un coordinado en color hueso liso para la estructura combinado con un tejido a rayas colocadas en horizontal a conciencia para compensar la altura del respaldo.
La lámpara colgante con doble pantalla es el modelo Lopo de Modiss en tela lino color tierra.
En el recibidor, un espacio pequeño y abierto al salón, se optó por mantener la misma línea, mobiliario recto combinando madera de Nogal con laca blanca diseñado a medida y la pared principal se revistió en un papel vinílico texturado satinado a juego con las caídas de las cortinas del salón. De esta manera se integran los dos espacios a la perfección.
Saludos, Cristina
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